viernes, 21 de junio de 2013
jueves, 13 de junio de 2013
REFLEXIONES SOBRE MOOCs
(CURSO DE EXPERTO EN DISEÑO, GESTIÓN Y DIRECCIÓN DE FORMACIÓN B-LEARNING)
“Sólo se admiten cursos avalados por una universidad con la que tienen convenio y después
de analizar la calidad de lo que se propone”.
Elena Valderrama. Coordinadora de la UAB, para Coursera.
Plataformas
como Coursera, EdX, Open Culture o Udacity han revolucionado algunas de las
universidades con más prestigio del mundo, instaurando en sus centros
Cursos Masivos y Abiertos Online.
Algunas de estas Universidades son: Stanford, Harvard, Oxford o Columbia. Aquí
en España, cuentan con esta iniciativa universidades como la Universidad
Nacional de Educación a Distancia (UNED ), que han instaurado los COMA (acrónimo de Cursos Online Masivos y Abiertos)
o la UAB ( Universidad Autónoma de Barcelona). Según el diario de “La
Vanguardia”, se calcula que actualmente hay más de dos millones y medio de
estudiantes siguiendo algún MOOC. Este fenómeno comenzó su andadura en la
Universidad de Manitoba en Canadá con un Curso Masivo Online llamado " Connectivism and Connective Knowledge", creado en el año 2008 por G.Siemens y S.Downes .
Los
MOOC son cursos masivos abiertos online con la única pretensión de hacer llegar
el conocimiento a todo el mundo de forma gratuita en un ambiente de trabajo
colaborativo. Iniciativa respaldada por la teoría de la ubicuidad (aprendizaje
desde cualquier lugar en cualquier momento). Para formar parte de estos cursos
sólo se requiere conexión a internet e instalar el software adecuado en el
dispositivo móvil u ordenador que se tenga.
Tipos
de MOOC:
- xMOOC: cursos estructurados en los que se ofrecen paquetes de contenidos, material interactivo a los alumnos y tests de autoevaluación. No tienen metodología propiamente definida. Distinción clara de roles : alumnado y profesorado.
- cMOOC: basados en las teorías conectivistas. Los alumnos aprenden compartiendo conocimientos y el trabajo colaborattivo. Aquí, al contrario que en la modalidad anterior, el profesorado actúa como un igual o guía entre los alumnos. Metodología basada en la globalización.
El
sentido y el significado de los MOOC para un experto como Nicholas Burbules,
Director del Instituto del Aprendizaje Ubicuo y Editor de la revista Teoría de
la Educación, tienen fecha de caducidad. En una demoledora ponencia que realizó
en “esta casa” (UNED) de II Seminario Internacional de Redes Sociales y
Aprendizaje Digital, argumentó que los MOOC cada vez más se van definiendo como
LOOC (cursos grandes y no masivos). Apuntó, además, que este tipo de cursos
tienen un dudoso futuro. Uno de los factores de esta idea más destacados es la
alta tasa de abandono que existe por parte de los alumnos.
Esta
modalidad formativa ha generado defensores y detractores en todas partes del
mundo. Por un lado, están los que defienden que sumergirse en estos cursos
posibilita a los alumnos que se integran en él, una oportunidad para actualizar
o reciclar conocimientos donde todos aprenden de todos. Tanto es el éxito que
ha generado esta modalidad que en la Universidad de Texas han tenido que cerrar
el registro de matrículas, debido a la demanda de alumnos que ha habido para
realizar un curso dirigido por el español Alberto Castro, profesor de dicha
universidad. Por otro lado, están los detractores que sostienen que este tipo
de iniciativas promueven un retroceso pedagógico. Creen que visualizar un vídeo
interactivo en el que un profesor explica contenidos, no dista mucho de una
clase magistral presencial.
Centrándome
ya en lo que compete para este trabajo, voy a hacer hincapié en reflexionar
sobre el supuesto, si existiese, modelo de negocio para este tipo de oferta
formativa y, a partir de esa reflexión, continuar con el análisis de algunos aspectos
sobre la calidad de estos cursos, es decir, relacionar un posible o hipotético
modelo de negocio con la calidad que de ese hipotético negocio se pueda
desprender. Intentaré estudiar, de forma escueta, la evaluación de algunos de los criterios que,
en mi opinión, deberían evaluarse.
Hace
unos días leí un artículo por la red de Javier Sánchez un Experto en
Aprendizaje Digital y Psicólogo en el que comparaba la mecánica altruista de
los MOOC con un supermercado que regalara patatas gratis. Llegó a la conclusión
de que estos cursos algún día dejarían de ser gratuitos. En este mismo artículo
comentaba que algunas universidades ya han implementado el modelo de negocio
“freemium” en el que los alumnos pueden acceder a los contenidos pero para
obtener un diploma, deben pagar unas tasas. En la UNED también se ofrece la
posibilidad de obtener un diploma, si realizas un examen.
Otra
forma de hacer negocio es ingresar por servicios en la base de datos o también
el hecho de que determinadas universidades de prestigio avalen estos cursos,
les da a los mismos, oportunidades para expandirse.
El
modelo de negocio de los MOOC no hace referencia al modelo convencional de
ofertas formativas de pago. EN este caso, los alumnos no pagan por el servicio
prestado por los profesores, ni existe retribución alguna para éstos últimos.
EL modelo de negocio en los MOOC estaría en la “trastienda” del propio MOOC, es
decir, todos los beneficios que aportan los MOOC a las universidades,
propietarios de software, empresas como Google, Oracle, Adobe, etc.
Las
plataformas dedicadas a estos cursos masivos y abiertos basan su modelo de
negocio, aunque no está del todo definido, en lo citado anteriormente. Así, por
tanto, dichas plataformas exigen a los creadores de los cursos algunos
criterios de calidad. Por ejemplo Udacity, como organización educativa privada,
en algunos de sus cursos MOOC, ofrece un examen final por ochenta y nueve
dólares, o los Cursos Online Masivos y Abiertos de la UNED ofrecen tres
posibilidades de certificación: insignias, credenciales y certificados. Para
obtener un certificado hay que abonar las tasas de pago correspondientes. La
plataforma Coursera parece que va a instaurar un certificado de pago propio,
léase este artículo: http://blogmooc.iei.ua.es/2013/02/coursera-apuesta-por-las.html
Estos ejemplos hacen alusión al criterio de la
satisfacción, pero además, las plataformas que ofrecen la impartición de estos
cursos también exigen estándares en criterios como: la accesibilidad o la
facilidad de asimilación. Los creadores y diseñadores de estos cursos deben
tener presentes esos estándares que marcan las plataformas en la planificación,
organización, diseño, gestión y evaluación de cada acción formativa.
Concluyendo
con este apartado, y después de haber realizado algunas lecturas sobre el tema,
los MOOC no tienen un modelo de negocio definido. De hecho son las propias
universidades las que cargan con todos los gastos y subvencionan esta
formación. Creo que el hecho de que no esté clara la definición de un modelo de
negocio para MOOC se debe, en primer lugar, a que todavía queda mucho por hacer
y desarrollar en lo relativo a la implementación, y la dudosa eficacia en la
ejecución de estos cursos.
Este
apartado va a tratar sobre una hipotética estructura de criterios de calidad
para acciones formativas MOOC.
Partiendo
de la idea de que un MOOC es formación virtual, voy a ser tajante cuando digo
que es formación virtual en toda su esencia y que, por tanto, a mi parecer la
evaluación de la calidad de una formación virtual de pago o no, libre o no,
debe fijar los mismos criterios de calidad en muchos aspectos. De igual manera,
pienso que los MOOC como cualquier formación virtual debe estar sometida a
auditorias externas para contrastar datos e informes de evaluación sobre la
calidad del curso, elaborados por la propia entidad educativa o empresarial que
oferta el curso masivo y abierto. Como indica en sus apuntes, Jesús, para
certificar el “marchamo” de calidad.
A
partir de esto, voy a establecer la relación y las diferencias entre criterios,
elementos e indicadores de evaluación de un Curso de Formación (llamado así hasta el final del apartado al
curso de formación convencional de pago) y criterios, elementos e indicadores
de un MOOC.
Entre
los elementos que se deben evaluar, a mi juicio siempre, de un MOOC, al igual
que un curso de formación virtual, digamos, convencional, están: los contenidos, la tecnología, los
recursos educativos, el seguimiento del
alumnado y el entorno. Quiero enfatizar en los últimos elementos, porque,
en mi opinión, quizá, marque la diferencia el seguimiento del alumnado en un
curso de formación virtual “normal” y el seguimiento del alumnado en un MOOC,
como también difiere el entorno entre un curso y otro y los roles que toman los
participantes. En mi opinión, los estándares para evaluar los criterios sobre los
contenidos y los recursos educativos son similares a algunos de los estándares que
se estudian o analizan en un curso de formación virtual.
Los
contenidos de un MOOC constituyen uno de los elementos fundamentales para el
aprendizaje, si no el más importante, ya que es el material de estudio de los
alumnos. Éstos no sólo se limitan a presentarse como textos sino también
vídeos, comentarios, publicaciones, debates en los foros. Los contenidos son
compartidos por todos los componentes o participantes del curso, donde el
profesor-tutor asume el rol de “compañero” de aprendizaje. En este aspecto del
rol del profesor ha surgido un debate por la red, como consecuencia de la
cancelación de un curso porque el profesor, según algunos alumnos, era muy
exigente sobre todo en la asignación de tareas, y pedían que el profesor se
ajustara a la esencia de un MOOC que es la voluntariedad de participación en el
desarrollo del curso y es por esto, que
existen dudas sobre la calidad de un MOOC.
Por
otra parte, la asimilación de los contenidos también es dudosa. Argumentaba
Nicholas Burbules, en la ponencia del II Seminario de Redes y Aprendizaje
Digital que tuvo lugar en la UNED, que los MOOC carecen de atención
personalizada al alumno, y que dicha atención debe ofrecerse en cualquier tipo
de formación, puesto que el rendimiento y el proceso de asimilación de
conocimiento, no son iguales en todos los alumnos. Si como argumentó Burbules,
los MOOC carecen de un proceso de enseñanza y aprendizaje personalizado, vuelve
a ser dudosa la calidad de un MOOC en cuanto al aspecto referido a la
“facilidad de asimilación” (no existe, por ejemplo, apoyo de la formación).
Este
último apartado está íntimamente relacionado con el seguimiento del
alumno. El hecho de que un MOOC sea de
carácter abierto, implica la libertad de selección y acceso al mismo, si
embargo, al ser el acceso abierto implica que existan en estos MOOC, diversidad
de perfiles de alumnos. Esto por una parte, puede ser positivo para el trabajo
colaborativo pero, por otra parte, dificultar la adquisición de aprendizaje.
Para un curso sobre Astrofísica, por ejemplo, se podría contar con un físico de
la NASA o un alumno de primero de una
carrera en la Facultad de Físicas. Diferentes perfiles profesionales
interactuando en un proceso de enseñanza y aprendizaje donde todos expresan,
aprenden y colaboran en la adquisición del saber. Por un lado, esta mezcla
heterogénea aporta diversidad al proceso de enseñanza pero por otro lado,
también se puede dar, y es una de las causas de abandono entre otras,
desmotivación y aburrimiento en el caso del físico de la NASA o frustración y desapego por parte del alumno
de la Facultad de Físicas por no poder seguir el ritmo de aprendizaje de sus
compañeros. Uniendo este factor de diversidad de perfiles profesionales que
existe en un MOOC con el factor de la falta de tutoría y apoyo de la formación
(salvo profesores de apoyo que actúan de forma voluntaria), otro criterio de
evaluación de la formación, el de la
“accesibilidad de la formación” amenaza con ponerse en duda también.
Tengo
tendencia a cuestionar sobre cómo poder mejorar una acción formativa, en lugar
de premiar buenos resultados en lo que concierne a la evaluación de criterios
de calidad de una acción formativa virtual y, creo que los MOOC, como novedosos
que son, están en el punto de mira de este cuestionamiento o análisis sobre la
calidad; aún así y siguiendo con la
evaluación de criterios, también hay aspectos positivos a destacar sobre
criterios como la “asimilación”, la “accesibilidad” y , más aspectos positivos,
si cabe, a destacar sobre el criterio de “empleabilidad”.
Por lo que he podido observar por la red, para las empresas, los MOOC vienen a
ayudar a la conciliación entre la formación permanente y el desempeño laboral.
Gracias al carácter abierto y de libre acceso que tienen estos cursos, algunas
empresas se decantan porque los trabajadores realicen cursos de esas
características para actualizar conocimientos y establecer las bases para
ascender en un puesto de trabajo. Por ello, y dando una pincelada dulce al
texto, es posible evaluar el criterio de “empleabilidad” de un MOOC de forma positiva en este sentido. Y relacionado a
esta idea, creo que se pueden establecer estándares de calidad (necesarios)
para MOOC o , como comenta usted en el foro del Curso de Experto crear una
norma “ad hoc”, y, quizá esto responda a mi pregunta sobre si es necesaria
crear esta norma teniendo una NORMA UNE para la formación virtual. Los
estándares de calidad de un tipo de formación y otra (virtual convencional y
MOOC), de los mismos criterios de
calidad, difieren entre sí.
Sobre
aspectos positivos de estándares de calidad sobre la “accesibilidad” y la “facilidad
de asimilación” y a, pesar de que en mi opinión, el papel de un tutor
online es fundamental en la formación virtual. Cuando un alumno se quiera matricular
en este tipo de cursos, habría que advertirle de qué se va encontrar
(objetivos, contenidos, destinatarios y perfiles profesionales, metodología,
etc) ya sea en la guía del curso o en la información general mínima para que se
prepare mentalmente del esfuerzo ( que aunque no se asignen muchas tareas si se
quiere aprender, realmente, en estos cursos, el interés por él ha de ser
completo) que le va a suponer, puesto que al encontrarse con diferentes
perfiles, el nivel del curso puede que aumente o disminuya, dependiendo de los
conocimientos previos que tenga el alumno, llegando a desmotivar y
desinteresarse por el curso. Una vez preparado el alumno y conociendo el
entorno del curso, matricularse e interactuar con los participantes del curso, los
materiales y el entorno. Así le
resultará más fácil acceder a la formación
y asimilar el conocimiento de dicha formación. Esto es como cuando te
matriculas de una asignatura optativa de cuarto de carrera, cursando primero de
carrera, en el aula te encuentras con personas con diferentes niveles de
conocimiento sobre la materia.
Otro
aspecto positivo a destacar es la facilidad para acceder a un contenido en un
curso MOOC, puesto que son como “wikis del propio curso” quedando los
contenidos actualizados constantemente.
Adjunto
para su lectura voluntaria, un artículo sobre estos últimos apartados http://www.americalearningmedia.com/edicion-017/195-analisis/2378-ventajas-y-desventajas-para-el-modelo-de-massive-online-open-courses-mooc
ÚLTIMAS REFLEXIONES
Actualmente,
existen muchas dudas sobre la eficacia en el aprendizaje de un curso masivo y
abierto. En el foro del primer módulo de este curso, se debatió sobre si la
información abrumadora que se recoge en un curso a distancia dificultaba la
adquisición de conocimientos y el aprendizaje signicativo. Mi opinión fue
positiva, porque una de las ventajas que tiene el exceso de contenidos o
información en un curso es que se puede discriminar, analizar y sintetizar la
información mediante reflexiones y otro tipo de tareas, aprendiendo, por tanto,
de manera significativa. La flexibilidad que ofrece este tipo de cursos a
distancia es evidente y optimiza el aprendizaje de los alumnos, puesto que
respeta el rendimiento y el ritmo de aprendizaje de cada alumno, pero no tengo la
misma opinión sobre un curso masivo y abierto en este sentido. El hecho de que
sea abierto y no exista asignación de tareas regularmente, hace que los alumnos no tengan un seguimiento
“estricto” de aprendizaje, accediendo a los contenidos cuando quieran y si
quieren. Éste “si quieren” fomenta el abandono de la formación y no sé hasta
qué punto se adquiere aprendizaje, si se utilizan los contenidos como si fueran
enciclopedias que consultas cuando te apetece. Por supuesto que se adquieren
conocimientos, pero, sin embargo, dudo
que se adquieran competencias (profesionales) para ejercer una actividad
profesional. Para esto último se requiere un esfuerzo mayor de los
participantes (alumnos y profesores) en la formación.
Apoyo
el argumento de Nicholas Burbules sobre el futuro de los MOOC, en cuanto a que,
o bien se queden con la identidad que tienen actualmente, cuya característica
principal es el trabajo colaborativo o, se conviertan en cursos a distancia
como los que existen actualmente y se incorpore otra metodología donde el papel
del tutor y apoyo en la formación es fundamental (instauración de tutorías,
asignación de tareas, procesos evaluativos, etc.)
Cualquier
cambio que adquiera ahora mismo un MOOC en cuanto a la estructura del mismo,
inmediatamente transforma sus características: masivo y abierto, por lo que
estos cursos que actualmente están invadiendo la red o , siguen manteniendo su
éxito tal y como están o, desaparecen.
Mantengo,
como he comentado anteriormente, la idea sobre la necesidad de estandarización de
criterios de calidad de la formación en estos cursos. Establecer criterios
similares a los contenidos en la NORMA UNE 66181.

Para
finalizar, adjunto una dirección web donde se reflejan datos de opinión sobre
si un MOOC sustituirá a la educación superior existente y una reflexión sobre
educación permanente y MOOC del candidato a Rector de la UNED, Francisco Álvarez, respectivamente:
lunes, 10 de junio de 2013
martes, 4 de junio de 2013
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